Miguel A. Fuente Calleja, que presenció un desenlace con “sanción” a orillas del río Sella
Un amigo y compañero de clase, en bachillerato, que actualmente vive en Noreña que, ni siquiera es pescador, quedó prendado del “Mosquero Andante”

Lo de Internet es “increíble”.
No sabía nada de Miguel Ángel Fuente Calleja, compañero de clase en el bachillerato, allá por los primeros años 60, en el Instituto Filial del Campo de Los Patos (Oviedo) y, gracias Facebook éste me localizó por mi web de pesca www.pescarmona.es y se puso en contacto conmigo.
La llamada me cogió desprevenido y no acertaba a saber quien era la persona que me llamaba hasta que, ahondando en nuestra conversación salieron otros nombres del Instituto: Héctor, Asenjo, José Ángel, Isaac…
La mente es como un ordenador, basta con tocar la tecla correcta y la respuesta la tienes en décimas de segundo. Se iluminó mi “bombilla” y comenzamos a recordar.


Lo que menos me esperaba es que me fuese a hablar de Guy Roques, “El Mosquero Andante”, y de un encuentro desafortunado con un “guarda ríos” en el río Sella, en un verano cualquiera de hace bastante más de una década.
Me indicó que le había escrito una humilde poesía al francés porque, a pesar de no ser pescador, le enfureció la actitud tomada por “el guarda ríos” y porque, además es un admirador de Guy y sus libros de pesca que conoce de haber leído en varias ocasiones. Es lo que ocurre con la literatura cuando te llena. No hace falta ser pescador para deleitarse con las conversaciones de Roques y su sombrero, un fieltro pensante y cabezón, casi como su inventor y dueño.
Le dije que me enviara la poesía que tendría un “hueco de honor” en PesCarmona y, aquí la tienen ustedes.






DÍSELO A TU SOMBRERO (Miguel A. Fuente Calleja)
Por un momento te sentí delincuente
ante un guarda exacerbado,
celoso, y poco hábil,
con aspecto maleducado,
que buscaba un “sin papeles”
donde solo había lo ordenado,
y protegiendo la fauna del Sella
causó más de un enfado,
identificando a un veterano,
con más de sesenta años mojando
en los ríos asturianos.
Sus libros así lo atestiguan y pescadores mundanos,
de España, Canadá y en Argentina en El Corcobado;
en la Patagonia, en Chile…nunca un lio pescando,
con la ley en la mano, gran mago capturando,
que el buen pescador no necesita de trampas
para llevarse truchas o reos al saco,
pero se olvidó de pensar, que en verano,
hay guardas en celo deambulando
a la caza del turista por el sendero
y a la caza de la medalla mendigando.
Este es el caso del amigo Roques
de alma y corazón prendado,
del rio Sella, el Cares
o del Bedón también asturiano.
Con andares de hombre vitalista
y dos caderas de titanio,
que una tarde al caer el sol
se sentó entre piedras con las moscas
que el mismo había fabricado.
Lamentando quedarse sin cañas,
que el guarda le ha usurpado,
sin papeles y sin gusanos,
sin la cola de rata y sin palabras
que como poeta le han costado.
¿Qué contará en la Francia
de este asunto desdichado?
que causó un guarda ríos
en verano, uniformado,
que sancionó a un francés
perfectamente documentado.
No se lo digas Guy Roques,
ni a tu sombrero siquiera,
que lo llevarán las aguas
flotando rio abajo a la vera,
sorteando las canoas, que sin guardas,
navegan a Ribadesella.